Tras el fin de la II guerra mundial los
modelos socio-económicos capitalista y comunista entraron en colisión. Se gestó
una “guerra fría” entre una Rusia con casi la totalidad de Europa del este y
los Balcanes anexionados (la nueva F.R.S) y los E.E.U.U. y multitud de sus
aliados. Ambos modelos fueron radicalizándose en su desarrollo, lo que los
llevo al borde de un colapso. Cada uno tuvo que sortear sus crisis de maneras
diferentes para poder seguir existiendo.
La F.R.S., en su escalada bélica con los
E.E.U.U. dedicaba una enorme cantidad de recursos al mantenimiento y actualización
de las fuerzas armadas. Este hecho llevó al límite la resistencia de su
población ante la falta de los medios más elementales. Ante el caos en el
que se había convertido su economía socialista, el partido dirigente creó en
los años 70 una gran empresa estatal que recibió el nombre de corporación
Zhokhov. Su objetivo era abrir su economía al resto del mundo, pero pasando por
un férreo control del estado.
El modelo capitalista-liberal también
estuvo a punto de caer, en lo que se denominó la crisis de la parálisis. Esta
crisis se gestó en los años 80 cuando los gobiernos de las principales
potencias mundiales redujeron sustancialmente sus inversiones en la economía
productiva, desviando toda esa inversión a la economía financiera, a cambio de
obtener altísimos intereses. El sector financiero dinamitó este precario equilibrio
en la década de los 90 desequilibrando las balanzas económicas internacionales
incapaces de hacer frente a la especulación debido a su inconsistente base
real.
En 1992 el sistema financiero piramidal se
colapsó, incapaz de cubrir los exagerados intereses adeudados y al explotar
dejó las arcas de muchos países prácticamente vacías. Fueron las empresas
multinacionales las que prestaron a los gobiernos los fondos necesarios para
mantener el sistema. Desde ese momento, los gobiernos “rescatados” quedaron de
facto controlados por las grandes multinacionales que habían provocado la
crisis suponiendo el ascenso de las corporaciones a lo más alto del poder
político mundial.
Actualmente aproximadamente tres cuartas
partes de la producción de bienes manufacturados esta en manos de siete
corporaciones. El choque de intereses entre ellas es lo que desata gran parte
de los conflictos en el mundo, algunas veces de manera velada con acciones de
espionaje industrial o político, y otras abiertamente, moviendo sus peones en
conflictos armados en las zonas menos desarrolladas, (como Sudamérica o
África).
Una de las más importantes consecuencias
de esta alteración en el equilibrio mundial fue la creación de la Organización
para las Transacciones Comerciales y Administrativas Simplificadas (O.T.C.A.S),
el establecimiento de las transacciones comerciales a través de la red Shadow y
la creación del C.M.I. como moneda virtual común entre sus miembros eliminando
trabas en el comercio mundial. El dinero físico se sigue empleando pero únicamente
en las zonas más subdesarrolladas así como en la economía sumergida. La F.R.S.
que como tal no forma parte de la O.T.C.A.S. ni emplea de manera oficial la red
Shadow sigue utilizando su propio papel moneda.
La O.T.C.A.S. esta formada por todos los
estados que emplean la red Shadow así como la práctica totalidad de las
corporaciones, siendo el patio trasero de la escena internacional en el que se
dirimen muchas disputas entre gobiernos y corporaciones, lejos del conocimiento
de la población.
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