Este es el blog de desarrollo del juego de rol llamado Iridium. Aquí podrás estar al tanto de la evolución del proyecto, así como dar tus opiniones y sugerencias a los creadores, e incluso participar en la futura fase de playtesting del mismo.


lunes, 19 de agosto de 2013

Arquetipos en los Equipos Operativos

Ya hemos comentado anteriormente ciertos aspectos sobre las sociedades o la geopolítica, pero hoy queremos centrarnos brevemente en el lugar que ocupan los personajes de los jugadores en el mundo, como grupo que actúa unido.

Tanto los personajes jugadores de Iridium como muchos de los personajes no jugadores que se encuentren a lo largo de sus aventuras, forman parte de equipos operativos al servicio de alguna corporación, gobierno o facción. Los personajes son reclutados con la intención de que puedan ser adiestrados para formar parte de dichos equipos, comandos o grupos de intervención, capaces de llevar a cabo las más variadas y difíciles misiones que se les puedan asignar, otorgándoles un elevado grado de autonomía.

En este sentido, y aunque cada personaje tiene un pasado, así como un oficio y una formación previa al reclutamiento que influye en la creación de los personajes, su adiestramiento en líneas generales esta orientado a que puedan ocupar alguno de los cuatro arquetipos o roles principales que conforman estos grupos, a saber: Agente, Técnico, Científico y Ejecutivo.

Los agentes son el músculo de los grupos de jugadores, el soporte de las operaciones en las que se prevén problemas que deban ser resueltos empleando cierto grado de violencia. Dado que todos los operativos reciben una formación básica de combate este rol en su vertiente más especializada suele ser coto de ex militares, contratistas, especialistas de seguridad o realmente cualquiera con un trasfondo familiarizado con el empleo de métodos expeditivos, como pandilleros o gangsters.

Los técnicos engloban a todos los personajes con una orientación tecnológica en su más amplia concepción, desde un resuelto mecánico capaz de poner en funcionamiento y conducir cualquier vehículo hasta un introvertido hacker capaz de hurgar en las entrañas de cualquier red sin ser detectado.

Los científicos son la materia gris de los grupos, personajes con una formación tal que les permita obtener y procesar la información que sería inservible para el resto de sus compañeros. Sus puestos suelen llevar el nombre de analistas de campo, siendo los primos lejanos de los asesores que susurran al oído de los jefes corporativos.

Los ejecutivos son personajes formados para liderar los grupos desde el frente, con unas habilidades heterogéneas deben ser capaces de coordinar al resto de los operativos y de sustituir a cualquier miembro del grupo con ciertas garantías en caso de necesidad. Su función es comprometida ya que la responsabilidad supera con creces a las contraprestaciones, pero los ejecutivos lo llevan en la sangre y generalmente no pueden evitar afrontar ese desafío.

Dentro de los grupos operativos hay puestos que habitualmente son ocupados por personas con un determinado perfil profesional lo que en términos de juego equivale a poseer una puntuación mínima en un grupo concreto de capacidades.

Sin embargo, dado que los personajes son reclutados para estos grupos por su potencial para ser adiestrados además de por sus experiencia, en la practica podemos ver como personajes muy distintos pueden optar a ocupar el mismo rol dentro de un grupo. Un ejemplo característico puede ser un hipotético puesto de experto en armamento que puede ser ocupado por un veterano ex militar o por un prometedor licenciado en ciencias políticas que ha recibido un formación específica tras ser reclutado.


miércoles, 7 de agosto de 2013

Anton Sanders: Infobroker

Los rastreadores corporativos pusieron sus ojos en Anton Sanders mientras cursaba brillantemente sus estudios en Oxford, antes incluso de asumir esa identidad. Tras las entrevistas preliminares su futuro parecía seguro: un máster pagado en alguna prestigiosa escuela de negocios y directo al organigrama de una gran empresa.

Pero algo se torció en el proceso. Gracias a su talento innato para la negociación y los contactos heredados de su familia, Anton encontró su camino al margen de lo establecido.

Anton comenzó a traficar con información privilegiada antes de acabar su tercer año de universidad y poco después abandonó Oxford. Los beneficios de su vocación eran tan grandes como los riesgos de mantener una vida normal y localizable. Una vez extendida su red de colaboradores más allá de su entorno familiar, su antiguo yo desapareció.

Descubrió que sus colegas y competidores se denominan infobrokers o traficantes de información y que todo aquel que quiera operar al margen del férreo control de la O.T.C.A.S. sobre la red Shadow, aparte de evitar a la ley tendrá que luchar contra el resto de operadores ilegales.

La O.T.C.A.S. garantiza la seguridad de cuantas transacciones económicas se llevan a cabo a través de la red Shadow, pero al mismo tiempo imposibilita la gestión de negocios "sensibles" con una mínima garantía de privacidad. Las huellas de de las operaciones en Shadow son persistentes y su trazabilidad retroactiva, no importa el tiempo que transcurra entre una alarma en el sistema y el origen de la misma, siempre se podrá seguir el rastro.

Por este motivo la mayoría de los negocios tanto legales como ilegales de carácter secreto se ejecutan en multitud de ocasiones cara a cara, dejando al margen a la red Shadow y otras redes de carácter clandestino no demasiado fiables.

En estos entramados es donde se encuentra el hábitat natural de Anton y sus congéneres. Los infobrokers hacen las veces de intermediarios, conseguidores, espías y jugadores de ventaja. Alguno de ellos acaban siendo incluso agentes de la mismísima O.T.C.A.S., los odiados "dobles".

Cualquier empresa interesada en participar en el juego que se desarrolla en los márgenes de la red Shadow haría bien en contratar los servicios de uno de estos brokers antes de llamar la atención un agente independiente que pueda hurgar en sus secretos y venderlos al mejor postor.

Para conseguir la posición prominente que ocupa en centro Europa, Anton Sanders ha trabajado duro rebuscando en la basura de todas las corporaciones que operan en la zona y deshaciéndose de todos sus competidores importantes, o seria más apropiado decir, que se ha deshecho de sus competidores menos precavidos.

Ningún negocio extraoficial escapa al radar de Anton y de su creciente red de colaboradores, pero mantener esta red no es nada barato sobre todo si se quiere mantener libre de fugas. Esto ha hecho que Anton se involucre en operaciones cada vez más arriesgadas y rentables.

Solo es cuestión de tiempo antes de que llame la atención de la gente equivocada.